coterraneus – el blog de Francisco Núñez del Arco Proaño


Alfaro: La masa pedía su sangre. Historia secreta de América -18-

Nota preliminar y advertencia (si este blog no es de tu agrado… lo mejor que puedes hacer es simplemente no leerlo): Escribí el siguiente artículo por pedido de una revista quiteña. Este debía haber sido publicado en forma impresa el año pasado; mas por distintas razones finalmente no lo fue. Lo publico íntegramente como debió haber sido impreso (sin notas al pie de página, etc., por requerimiento editorial), sin añadirle ni quitarle nada, por cuestiones de espacio no incluí el primer asesinato y arrastre de Pedro Montero en Guayaquil (25 de enero de 1912), así como tampoco los antecedentes históricos de los arrastres -tradición de los liberales ecuatorianos-.

Debemos meditar y reflexionar sin prejuicios -históricos, políticos, ideológicos- de por medio. Buscando acercarnos lo más posible a la verdad. El resto viene por añadidura. El problema del liberalismo-alfarista histórico ecuatoriano es que no tuvo nada de liberal. Al pueblo lamentablemente se lo mantiene ignorante, con un fin claro: La historia oficial nos envenenó con falsos conceptos que se prestaron a todas las interpretaciones y que solo sirvieron a los dueños del poder, esta es el instrumento del poder: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. (George Orwell).

Ahora concordante con el próxima 100° aniversario de la muerte de Eloy Alfaro (28 de enero de 1912) lo publico por este medio para todos ustedes dilectos lectores:


Alfaro: La masa pedía su sangre

Alfaro siendo recibido por los banqueros guayaquileños en Guayaquil el 18 de junio de 1895

En 1895 se instala en el Ecuador una feroz dictadura liberal pluto-oligárquica. Es cuando el capitalismo hace su entrada triunfal al país. La dominación liberal radical tuvo todos los caracteres de un régimen totalitario dirigido por Alfaro, que según el historiador Rodolfo Pérez Pimentel  “Tuvo talento comercial y varías veces hizo fortuna pero la gastó en aras del ideal liberal radical masónico.” La oligarquía creó una fuerza pública del mismo espíritu que impedía de hecho y con medidas sangrientas toda reacción, no solo de lo no liberales, sino aún de liberales que no estaban en la línea de la camarilla dominante, beneficiando sólo a quiénes rendían pleitesía al poder; este sistema acabó por poner frente a frente al régimen y a la enorme mayoría del país.

El presidente Emilio Estrada murió el 21 de diciembre de 1911 y asumía el poder Carlos Freile Zaldumbide. En Guayaquil  Pedro Montero desconoció a las autoridades y pedía el regreso de Alfaro -quien había jurado nunca más intervenir en asuntos políticos-, arribó desde Panamá el 4 de Enero de 1912 a Guayaquil. La guerra civil era inevitable.  Una  buena parte del país pedía la cabeza de Alfaro y el gabinete constitucional de Freile Zaldumbide designó a los Generales Plaza y Julio Andrade directores de la Guerra. En la costa Flavio Alfaro tomó el mando de las fuerzas radicales, que enfrentadas a las serranas en Huigra, Naranjito y Yaguachi, sufrieron aplastantes derrotas en medio de ríos de sangre y carnicería.

Alfaro viejo, casi decrépito, no encontraba soluciones, ni siquiera atinó a salir de Guayaquil cuando la situación se tornó perdida. Todos los responsables fueron capturados por Plaza y Andrade. El 26 fueron sacados sin miramientos a Durán para que tomaran el tren hacia Quito, para de allí ser conducidos al Panóptico por orden del gobierno.

Carlos Freile Zaldumbide, en telegrama desde Quito a Guayaquil  del 23 de Enero de 1912, al General Leónidas Plaza y publicado en los diarios  La Constitución, El Comercio y La Prensa decía: “Los Sres. Ministros y yo hemos acordado que a esos presos se les remita a esta capital con las seguridades debidas y bajo responsabilidad de algún Jefe de prestigio, pues la Nación entera reclama al gobierno el inmediato castigo de los que sin ningún motivo han ensangrentado la República solo por satisfacer sus mezquinas y bastardas ambiciones … En este momento todo el pueblo de Quito, congregado bajo las ventanas de mi casa solicita a gritos que a los presos se les traslade a esta capital para su juzgamiento”.

¿Quiénes clamaban la muerte del caudillo liberal, quiénes pedían su sangre? ¿La curuchupalidad acaso? No, de hecho el único medio de comunicación que no pidió la cabeza de Alfaro fue El Ecuatoriano, órgano del Partido Conservador; sus coidearios liberales exigían venganza a través de sus periódicos: “Nada de compasión. Las víctimas que han caído en el campo de batalla  no han merecido compasión… La vida de cada uno de los ecuatorianos caídos en Huigra, Yaguachi o Guayaquil vale tanto como la vida de Eloy Alfaro… ante la muerte de un hombre vale tanto como otro cualquiera…”  decía El Grito del Pueblo Ecuatoriano N° 150. Toda la prensa liberal, guayaquileña en  gran parte, pensaba de la misma forma: La Prensa periódico del liberalismo placista titulaba el 11 de Enero de 1912, “LA VIBORA EN CASA. Esta es la víbora que tenemos entre nosotros, oh! Ecuatorianos, y a esta víbora es preciso triturarla”.

28 de enero de 1912, día espantoso: El Intendente de Policía trata con González Suárez, sobre como intervenir cuando el pueblo se diera cuenta de la llegada de Alfaro y sus compañeros, siendo claro que tomaría actitud hostil porque habiendo perdido padres, hijos, hermanos, parientes y amigos en la injusta lucha, se encontraban indignados, y exacerbados además, por la prensa pública que clamaba castigo.

Alfaro fue asesinado en el Panóptico junto al resto de prisioneros que habían liderado la revolución, desde allí la masa enfurecida comenzó el arrastre. Una mujer golpeaba furiosa la cabeza de Alfaro, gritando “¡Me la pagaste indio verdugo!” – “No hagas eso” le dice un padre Bravo, y ella alza la cabeza para mirar al atrevido que le censura y dice: “Ud. no ha perdido marido ni hijo, yo sí.”

Miguel A. González,  testigo presencial de los hechos relata: “Y vimos desfilar  primero el cadáver de Coral; luego, el de Flavio Alfaro, que pasaban por delante de Palacio y descendían por frente de la Catedral. Por la esquina Municipal ingresaron los cuerpos de Páez y de Serrano”.  Los cadáveres de Medardo y Flavio Alfaro son llevados hasta la casa  de una alfarista, que decía tener relación con los espíritus, para que los resuciten.

Y sigue: “El cadáver  de Alfaro que entraba a la plaza por la esquina del cuartel de artillería… ocasionaba estampida general…pequeño cuerpo ceniciento… apenas cubierto con deshilos de la desgarrada ropa, con dos correas atadas al cuello…¡Qué espectáculo!… Con ávido ojos vimos en la cabeza de Alfaro, el rozar del cuero cabelludo  en los adoquines de la calle, que hacía subir o bajar las facciones de aspecto leproso; dibujábase en esos movimiento singulares, siniestras expresiones: era ya  la impresión reveladora de un Ay! Lanzado con angustioso dolor al abrirse la boca ensuciada con basuras del suelo, o era, al desplegarse  los labios sanguinolentos, el remedo de una risa desvergonzada. Cuando los nervios, la piel de la cara, por las contracturas  del occipital frontal, se estiraban hacia atrás, abríanse los ojos despavoridos, marcado en el semblante espantoso gesto, como de gemido, por su expulsión de la tierra… por la carrera acelerada que emprendieron los arrastradores de esa carne revolteada, pasando otra vez por el pie de la grada redonda de la Catedral, con griterías y vivas espantables, sin tiempo para desviar el cadáver de la curva, chocó la cabeza en el primer peldaño, por cuyo violento golpe, reventóse el cráneo en el undécimo sillar, haciendo de los sesos repugnante aspersión por el contiguo albañal (cloaca).” Y hasta hubo algunos que jugaron pelota con los testículos de los arrastrados. Después serían incinerados en El Ejido.

Así terminó la gran tragedia del 28 de Enero de 1912, pero la política de Alfaro no terminó en esas piras: El liberalismo siguió conculcando las libertades públicas. El pensamiento oficial, totalitario y dogmático que ha imperado en las últimas décadas en nuestro país y en el mundo, nos ha impedido formaros una visión integral de los sucesos históricos y políticos del pasado distante y reciente. Y es así como nos situamos en nuestro pequeño país, con una historia tan manipulada y tan falseada que muchas veces es hasta increíble entender lo que en verdad fue y no lo que nos lo pintaron; bien vale calificarla de «sui generis», o mejor aún de «anti-historia» -una grande y prolongada mentira- en palabras de Jorge Luna Yepes.

Por Francisco Núñez Proaño

Addendum: Increíble como la izquierda endiosa a Alfaro, padre del capitalismo ecuatoriano: ¡Estultos! en 1895 capitalismo = progresismo = izquierda. “Alfaro fue la materialización del capitalismo bancario naciente, de la economía de exportación de la zona litoral, de la política burguesa recién nacida, con el sentido liberal que es, históricamente, su expresión y su forma.” -Leopoldo Benites Vinueza


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Mientras haya masoneria, habrá falsificación histórica… pero mientras haya decencia, habrá inconformes con la versión oficial!

Comentarios por centroprimigenio

Eloy Alfaro

(Montecristi, Ecuador, 1842 – Quito, 1912) Militar y político ecuatoriano, máximo representante del liberalismo radical, que fue presidente de la república en los períodos 1895-1901 y 1906-1911.

Eloy Alfaro era hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la manabita Natividad Delgado. Su padre se dedicaba a la exportación y Alfaro participó en los negocios paternos, viajando al Perú, Colombia, América Central y el Caribe. En lo político, se inclinó por el liberalismo y en 1864 participó en una fracasada insurrección contra García Moreno. Exiliado en Panamá, allí emprendió varios negocios con éxito. En 1872, y siendo ya un hombre rico, contrajo matrimonio con Ana Paredes Arosemena, hija de uno de los notables del Istmo.

Eloy Alfaro

En 1875, tras el asesinato de García Moreno, Alfaro volvió al Ecuador y combatió al gobierno de Antonio Borrero. Apoyó el golpe de Estado de Veintemilla en contra de Borrero, el 8 de septiembre de 1876, tras el cual fue nombrado coronel. Pero meses después se declaró contrario a Veintemilla, que no cumplió el programa liberal prometido. A inicios de 1883, Alfaro fue proclamado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas y organizó un ejército que derrotó al dictador, cuyo último reducto, Guayaquil, cayó el 9 de julio de 1883.

Tras el triunfo «restaurador», como se llamó al movimiento coligado en contra de Veintemilla, una Asamblea Constituyente eligió como presidente a José María Plácido Caamaño, frente a Alfaro, sostenido por los liberales. En 1884, cuando Caamaño se instaló en el poder, Alfaro encabezó una nueva revuelta que suspendió tras casi cuatro años de lucha, dedicándose entonces a los contactos internacionales. Sus adversarios se referían a él con el sobrenombre burlesco de «general de las derrotas», debido a sus fracasos militares.

Pero las cosas cambiaron al estallar el escándalo de «la venta de la bandera», el 3 de enero de 1895. En junio de ese año se desató la Revolución Liberal en Guayaquil: el presidente Luis Cordero debió renunciar, y Alfaro, que estaba en Panamá, fue proclamado jefe supremo. Alfaro llegó a Guayaquil el 19 de junio de 1895, e inmediatamente preparó el ataque contra los conservadores, atrincherados en la Sierra, a quienes los liberales derrotaron en San Miguel de Chimbo, Gatazo y El Girón antes de llegar a Quito, el 4 de septiembre.

Más tarde, el 12 de enero de 1897, una Asamblea Constituyente, tras expedir la undécima Constitución, se pronunció por el liberalismo y eligió como presidente a Alfaro. Durante su primer gobierno, que concluyó en 1901, Alfaro se dedicó a consolidar el triunfo liberal, a establecer la separación entre la Iglesia y el Estado y a impulsar la construcción del ferrocarril entre Quito y Guayaquil.

Más notable fue el segundo gobierno alfarista, vigente entre enero de 1906 y agosto de 1911. En este período se promulgó la Constitución de 1906, «la carta magna del liberalismo ecuatoriano»; se continuó la construcción del ferrocarril transandino, que arribó a Quito el 25 de junio de 1908; se consolidó la secularización en la enseñanza pública, y se realizaron también obras de infraestructura y comunicación.

En 1910 el conflicto limítrofe con el Perú estuvo a punto de provocar la guerra. Entretanto, se produjeron fisuras en el partido liberal, donde se enfrentaban el liberalismo radical de Alfaro y el liberalismo oligárquico de Leonidas Plaza Gutiérrez. En las elecciones de 1911, el gobierno alfarista impuso a su candidato Emilio Estrada mediante un fraude, pero Alfaro se arrepintió de tal maniobra y quiso obtener la renuncia de Estrada mediante la convocatoria a un congreso extraordinario. Para entonces, el placismo se había aliado con Estrada en contra de Alfaro, que fue depuesto por el pueblo y el ejército y debió abandonar el país.

Entonces asumió el poder Carlos Freile Zaldumbide, quien entregó la presidencia al electo Emilio Estrada, en diciembre de ese año. Pero Estrada falleció y Freile Zaldumbide asumió la presidencia. Alfaro y otros dirigentes radicales regresaron al país pensando influir en la designación de un nuevo mandatario, pero Freile Zaldumbide los apresó en Guayaquil.

Trasladados a Quito, el 28 de enero de 1912 una turba asaltó la prisión y acabó con Eloy Alfaro, Flavio y Medardo Alfaro, Luciano Coral, Ulpiano Páez y Manuel Serrano. Sus cuerpos, arrastrados a modo de trofeos sangrientos por la ciudad, fueron quemados en El Ejido. Al parecer, una oscura alianza entre el placismo y los conservadores fue el origen de esta acción criminal.

Eloy Alfaro

(Montecristi, Ecuador, 1842 – Quito, 1912) Militar y político ecuatoriano, máximo representante del liberalismo radical, que fue presidente de la república en los períodos 1895-1901 y 1906-1911.

Eloy Alfaro era hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la manabita Natividad Delgado. Su padre se dedicaba a la exportación y Alfaro participó en los negocios paternos, viajando al Perú, Colombia, América Central y el Caribe. En lo político, se inclinó por el liberalismo y en 1864 participó en una fracasada insurrección contra García Moreno. Exiliado en Panamá, allí emprendió varios negocios con éxito. En 1872, y siendo ya un hombre rico, contrajo matrimonio con Ana Paredes Arosemena, hija de uno de los notables del Istmo.

Eloy Alfaro

En 1875, tras el asesinato de García Moreno, Alfaro volvió al Ecuador y combatió al gobierno de Antonio Borrero. Apoyó el golpe de Estado de Veintemilla en contra de Borrero, el 8 de septiembre de 1876, tras el cual fue nombrado coronel. Pero meses después se declaró contrario a Veintemilla, que no cumplió el programa liberal prometido. A inicios de 1883, Alfaro fue proclamado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas y organizó un ejército que derrotó al dictador, cuyo último reducto, Guayaquil, cayó el 9 de julio de 1883.

Tras el triunfo «restaurador», como se llamó al movimiento coligado en contra de Veintemilla, una Asamblea Constituyente eligió como presidente a José María Plácido Caamaño, frente a Alfaro, sostenido por los liberales. En 1884, cuando Caamaño se instaló en el poder, Alfaro encabezó una nueva revuelta que suspendió tras casi cuatro años de lucha, dedicándose entonces a los contactos internacionales. Sus adversarios se referían a él con el sobrenombre burlesco de «general de las derrotas», debido a sus fracasos militares.

Pero las cosas cambiaron al estallar el escándalo de «la venta de la bandera», el 3 de enero de 1895. En junio de ese año se desató la Revolución Liberal en Guayaquil: el presidente Luis Cordero debió renunciar, y Alfaro, que estaba en Panamá, fue proclamado jefe supremo. Alfaro llegó a Guayaquil el 19 de junio de 1895, e inmediatamente preparó el ataque contra los conservadores, atrincherados en la Sierra, a quienes los liberales derrotaron en San Miguel de Chimbo, Gatazo y El Girón antes de llegar a Quito, el 4 de septiembre.

Más tarde, el 12 de enero de 1897, una Asamblea Constituyente, tras expedir la undécima Constitución, se pronunció por el liberalismo y eligió como presidente a Alfaro. Durante su primer gobierno, que concluyó en 1901, Alfaro se dedicó a consolidar el triunfo liberal, a establecer la separación entre la Iglesia y el Estado y a impulsar la construcción del ferrocarril entre Quito y Guayaquil.

Más notable fue el segundo gobierno alfarista, vigente entre enero de 1906 y agosto de 1911. En este período se promulgó la Constitución de 1906, «la carta magna del liberalismo ecuatoriano»; se continuó la construcción del ferrocarril transandino, que arribó a Quito el 25 de junio de 1908; se consolidó la secularización en la enseñanza pública, y se realizaron también obras de infraestructura y comunicación.

En 1910 el conflicto limítrofe con el Perú estuvo a punto de provocar la guerra. Entretanto, se produjeron fisuras en el partido liberal, donde se enfrentaban el liberalismo radical de Alfaro y el liberalismo oligárquico de Leonidas Plaza Gutiérrez. En las elecciones de 1911, el gobierno alfarista impuso a su candidato Emilio Estrada mediante un fraude, pero Alfaro se arrepintió de tal maniobra y quiso obtener la renuncia de Estrada mediante la convocatoria a un congreso extraordinario. Para entonces, el placismo se había aliado con Estrada en contra de Alfaro, que fue depuesto por el pueblo y el ejército y debió abandonar el país.

Entonces asumió el poder Carlos Freile Zaldumbide, quien entregó la presidencia al electo Emilio Estrada, en diciembre de ese año. Pero Estrada falleció y Freile Zaldumbide asumió la presidencia. Alfaro y otros dirigentes radicales regresaron al país pensando influir en la designación de un nuevo mandatario, pero Freile Zaldumbide los apresó en Guayaquil.

Trasladados a Quito, el 28 de enero de 1912 una turba asaltó la prisión y acabó con Eloy Alfaro, Flavio y Medardo Alfaro, Luciano Coral, Ulpiano Páez y Manuel Serrano. Sus cuerpos, arrastrados a modo de trofeos sangrientos por la ciudad, fueron quemados en El Ejido. Al parecer, una oscura alianza entre el placismo y los conservadores fue el origen de esta acción criminal.

Comentarios por fati fu

El escritor de marras sujeto a sus «investigaciones históricas» no habla de la prensa curuchupa, diario el Comercio en donde se incitaba a la masacre, desde los púlpitos se incitaba a la masacre, el pensamiento retrogrado de los curas era visible.
Este escritor, que parece nacido de las faldas de la derecha ultramontana escribe a su gusto y sabor para complacer a los de siempre, a los que melan del poder para enriquecerse. No se llaman Partido Conservador, dejaron de llamarse Social Cristianos, hoy son Madera de Guerrero. Este grupo aliado a los asalariados de la banca y a los medios de comunicación corruptos, desinforman y quieren conducir al pueblo a actos de violencia. A lo otro se siguen sumando supuestos grupos de «izquierda» como Pachacutik y MPD, corruptos hasta la médula de los huesos.
Escritor mentiroso, no fue todo el pueblo, una fracción mínima embrutecida en los púlpitos y conducida a esa barbarie.
Este mamarracho supuestamente histórico da la impresión que ha nacido de escritores de alquiler al servicio de la derecha criminal de todos los tiempos.
Ayer fueron los Plaza, los Estradas, hoy son los Gutierrez, los Nebot, los Peñeharrera y otros.

Comentarios por Luis

«Alfaro fue la materialización del capitalismo bancario naciente, de la economía de exportación de la zona litoral, de la política burguesa recién nacida, con el sentido liberal que es, históricamente, su expresión y su forma.» -Leopoldo Benites Vinueza

Estimado izquierdoso:

Le recuerdo que «El Comercio» no tenía nada de curuchupa, todo lo contrario, era uno de los adalides del «liberalismo», y es verdad que este medio impreso insitó al asesinato, y no solo eso, también lo celebró en su titular del 29 de enero de 1912 con estas palabras: «El tirano ha muerto». Por lo mismo resulta extraño, por decir lo menos, que los Mantillas de «El Comercio» anden publicando una serie sobre Alfaro si su ancestro fue uno de los que motivo estos hechos. Le recuerdo algunos datos previos a la masacre del 28 de enero a tener en cuenta: Más de 3000 muertos en Huigra, Yaguachi y Naranjito -me parece que esto también fue una masacre-. En agosto del 1911 Alfaro se comprometió -jurando por su honra- a abandonar Quito con sus 2 hijos y no volver a participar nunca en política ecuatoriana. La muerte recae en el liberalismo placista y no en el conservadurismo.

A diferencia de muchos historiadores a sueldo, dilectos del régimen actual, yo no recibo gratificación monetaria alguna de nadie, escribo porque me place -no para complacer al resto-, sino le parece que piense por mí mismo es su problema, no el mío. Y debido a que menciona a asalariados de la banca, debemos recordar que uno de los mayores asalariados de la banca fue justamente Eloy Alfaro, al parecer usted desconoce mucho u olvida a propósito lo que le conviene.

Por otro lado, me llama mentiroso: Si usted llega a comprobar -documentadamente, aunque no le guste y prefiera sacar verdades del aire- que algo de lo señalado por mí en este artículo es mentira con gusto me retractaré.

¿Plazas, Estradas, etc. derechas? Increíble como la izquierda endiosa a Alfaro, padre del capitalismo ecuatoriano: ¡Estultos! en 1895 capitalismo = progresismo = izquierda. (Talvez requieran un diagrama al respecto para que puedan superar la dialéctica derecha-izquierda)

Finalmente: le perdono sus groserías e insultos y le agradezco sus calificativos encomiosos, al menos yo los considero tales a algunos de aquellos, sobre todo viniendo de un sujeto como usted.

Francisco Núñez Proaño
(Con nombre y apellidos)

Comentarios por coterraneus

Felicitaciones por la valentia a Francisco Nuñez y a Carlos Freile Granizo.

Comentarios por Juan Francisco Morales Suárez

La gente decente arrastró a Alfaro. Esa es la verdad. Los mismos liberales repetidamente manifestaban su desaprobación… pero claro, las enseñanzas sectarias han moldeado los libros de historia…

Comentarios por centroprimigenio

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Los Conservadores y el clero retrogrado fueron tan antipatria que en 1896 atacaron el ecuador desde colombia con mercenarios extranjeros, el clero y la clase terrateniente esclavizaron al pais durante 400 años, el liberalismo, con todos sus pecados, separo la iglesia del estado e inaguro el concepto de ciudadania llevando al Ecuador a la modernidad.

Muerte a la Colonia!! Muerte a los Conservadores!!

Alfaro Vive, Carajo!!

Comentarios por Pablo Nina

Urvina, caudillo de ideas liberales, fue tan antipatria que durante varios años invadió el Ecuador desde el Perú, con peruanos asalariados, intentando derrocar el gobierno y causar la anarquía. En esa misma línea argumental Alfaro fue tan antipatria que invadió el Ecuador varias veces desde el entonces Departamento del Istmo con el fin de instaurar su revolución. Eloy Alfaro fue tan patriota que quería arrendar perpetuamente las Galápagos a Estados Unidos a cambio de un contratito oneroso como el del negociado del ferrocarril. Por favor!!! La Revolución Liberal significó apenas un cambio de manos en el gobierno, en el que la oligarquía machetera y la plutocracia consiguieron espacios de poder. La soberanía popular apenas se conseguiría en la Revolución Juliana de 1925. ¿¿¿Esclavización de 400 años??? Absurdo histórico. Si con eso quiere referirse al Huasipungo del indígena, éste sobrevivió hasta entrados los años sesenta. Hasta cuándo tanto ídolo de barro. Lastimosamente en este país se falsifica la historia y se crean héroes de plastilina. He dicho

Comentarios por Darth Dav el Grande

en pocas y simples palabras eres una verga… 😀

Comentarios por christian

la verdad no entendí… Eloy Alfaro sabia los teletubbies le tendieron una trampa? 🙂 … P.D que bonita imaginación.. sigue así campeon

Comentarios por Inocencio Prieto y Calvo (nombre y apellido)

:O me confundieron!!

Comentarios por Nathy Cardenas

Permitame felicitarle por desmarañar tanta mentira que a travez de los años ha sobrevivido, mentiras creadas por los grupos de poder (Politicos), con las cuales han engañado al pueblo, lo relatado en todos todos los textos de historia del ecuador no son otra cosa que el cumulo de mentiras concebidas en las mentes putrefactas de quienes escribieron dichos libros.

Comentarios por Marcelo




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