coterraneus – el blog de Francisco Núñez del Arco Proaño


Leónidas Plaza de cuerpo entero.

Reproduzco a continuación un entretenidísimo (por no decir delicioso) relato de Miguel Ángel González Páez sobre Leónidas Plaza Gutiérrez, jerarca liberal -tan responsable como Eloy Alfaro del totalitarismo liberal impuesto en el Ecuador pos 1895, por cierto el viejo luchador se refirió así de «Placita»: “Plaza es un soldado desleal y no tiene ideas políticas”-, presidente del Ecuador en dos períodos entre 1901-1905 el primero, y 1912-1916 el segundo; genearca y padre de «aristócratas» ecuatorianos del siglo XX -como siempre, saque usted sus propias conclusiones-:

Leónidas Plaza de cuerpo entero[1]

Leónidas Plaza Gutiérrez

Leónidas Plaza Gutiérrez

En sus primeras exhibiciones en público, el General Plaza proporcionó a la prensa política, temas curiosos para crítica burlona. Un día se le ocurrió  revistar la Guarnición de Quito, y se presentó al acto vestido de levita negra; cubierta la cabeza con el socorrido sombrero hongo[2], y calzado de zapato amarillo[3].

Invitado por doña Rosa Elena Villacís de Barba, concurrió una tarde al generoso obsequio de un Té bailable, uniformado a manera de un Duque de Sajonia: llevaba kepi de húsares, dormán de paño blanco franjeado de oro y rojo; pantalón azul; y así, tan aplanchado mi General, quiso bailar, con todas sus fuerzas, las alborotadas chilenas que, con el ponche cocktail y la agitación de la cueca suelta, encienden la sangre. Cuando el músico genial y diestro ejecutor don Aparicio Córdova, rompió a toda orquesta la obertura de la Caballería ligera de Suppé, el Presidente General se acercó al maestro y le dijo: “Cambie ese tono con una chilena”. Obedecido el pedido, cesó la obertura de Suppé, y al concierto clásico siguió la alborotada chilena bajo la batuta de Córdova, a cuyo derroche de notas populares, rompiendo los estrechos límites de la etiqueta, nuestro apuesto Presidente, como haciendo honor, paseó por el salón a la mejor morena de la selecta concurrencia, que vestía de percal de oro y blanca seda. Suelta de su brazo; ya vis a vis los danzantes; ella bajo un centenar de miradas saeteras de mozos tentadores, y también de émulas beldades; ojinegra, piropo de Cupido, borneando blanco pañuelo por encima de su cabeza de bucle cabello, rodeó encantadora al verde lechuguino zapateándole de alegría; luego instándole a danzar, con porfía le acomete acercándosele dadivosa de su gracia seductora; ya se retira serpenteándole por la espalda y pecho, como que huye de él ligera, incitándole a seguirla y sacudiéndole el pañuelo. De pronto, virada a un lado, le aborda coquetona; cambia amura, y displicente, y resuelta, y vencedora, enfrenta al General su rostro de rítmica belleza, donde juegan gracias de dulzura, y en augusta actitud, en las barbas mismas del cuitado militar, con sonrisa picaresca, hace venia de cabeza, y entre bulla de aplauso y los ruidos de la orquesta, a su asiento se retira. Era el cado, que don Leónidas, como no había tenido noticia de lo que era etiqueta, tampoco había sabido que bailar era dar movimientos, haciendo airosas mudanzas de cuerpo a compases de la música.

Prohibido por orden de Autoridad de Policía, estaba el entrar a la Alameda en vehículos de cualquier clase que fuesen; otro día, el señor Presidente de la República, se dirigió a ese lugar de paseo público, en lujoso coche, y aun cuando fue notificado con la prohibición existente, por un Inspector de Orden, riéndose de ello, mando al cochero penetrar en el parque, en cuyas calles, siempre sonreído, paseó con unos sobrinitos suyos llegados de Guayaquil. Esas ligerezas del General exhibidas en diversas actitudes, delatando su condición social, dieron de continuo ocasión a las murmuraciones del pueblo.


[1] González Páez, Miguel Ángel, Memorias históricas, Quito, 1934, págs. 445, 446, 447

[2] El nombre de ese tipo de sombrero es bombín: propio del burgués británico y muy común en Sudamérica entre las indias bolivianas y argentinas, gracias a un comerciante inglés.

[3] ¿Protobarcelonista?



¿SABÍAS ESTO DE ELOY ALFARO, “EL MEJOR ECUATORIANO”?

¿SABÍAS ESTO DE ELOY ALFARO, “EL MEJOR ECUATORIANO”?

“Alfaro todo lo atropellaba, congresos, concejos municipales, instituciones e individuos: convertía el presidio  en habitación de sus adversarios y malquerientes: la verdad andaba prófuga y la voz ahogada de los conservadores estallaba en descargas de fusilería. ¡Qué tiempos aquellos! No parecía sino que la libertad política se la habían conquistado para sí cuatro ambiciosos sobre la ruina de las libertades públicas… se deportaba liberales y conservadores a las playas centro-americanas, el presidio estaba lleno y un soplo de horror trágico pasaba por la frente de los ecuatorianos… Es Vivar que cae de bruces en las puertas del cementerio de San Diego; es Guillén que implora compasión en el patio de la Intendencia de Cuenca; es Tello, que triste y desesperadamente proclama su inocencia en el Malecón de Guayaquil; es el P. Emilio Moscoso, que rueda herido por la bala asesina a los pies del crucifijo en el colegio de los jesuitas de Riobamba; es el pobre clérigo Eudoro Maldonado, que se revuelca en estancia solitaria moribundo y congojoso; son los que murieron de nostalgia y hambre en las playas centro-americanas; los que hallaron su tumba en la costa ecuatoriana, víctimas de la fiebre amarilla; los vapuleados de Cuenca, los desorejados de Tulcán, los torturados de Quito, los asesinados en Guangoloma… Perdón, pobres sombras”.

Manuel J. Calle, liberal partícipe de la revolución de 1895, en Hombres de la revuelta.

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Analicemos objetivamente las distintas facetas de Alfaro, expuestas en los siguientes temas, cuya información ha sido tomada tanto de páginas web y libros de admiradores como de detractores.

ALFARO Y LOS “DERECHOS HUMANOS” –  ATROCIDADES:

• En el cementerio de San Diego, el notable periodista conservador Víctor León Vivar daba el adiós a los restos mortales de Pablo Herrera, académico de la Lengua. Cuando abandonaba el cementerio, fue cazado entre las tumbas por soldados alfaristas y acribillado a balazos.

• En 1883, en las guerrillas de la “Restauración” contra Veintemilla, como en 1884, en la Revolución de los Chapulos contra Caamaño, Alfaro cometió desmanes y asesinatos en Manabí y Esmeraldas. En uno de aquellos episodios Alfaro asaltó el vapor Huacho, donde hizo una carnicería impresionante.

• A los vencidos en Taya, las tropas de Alfaro, en acto de ferocidad, mutilaron las orejas.

• En 1906, asesinó a dos adversarios: los generales Antonio Vega Muñoz y Emilio María Terán, el primero conservador y el segundo liberal… Vega Muñoz fue derrotado por el general liberal Ulpiano Páez en Azuay. Prisionero, llegaba a Cuenca en una mula vieja y coja, para escarnio, cuando lo obligaron a bajar para que entre a pie, y entonces le suicidaron (dispararon).

• Los motines contra el gobierno de Alfaro se sometieron, por su orden, a sangre y fuego, incluso mediante fusilamientos prohibidos por su propia Constitución.

• Ese mismo Diciembre (1906), el batallón “Vargas Torres” saqueó la ciudad de Loja con la connivencia de las autoridades alfaristas locales, quedando el hecho totalmente impune.

• El 25 de abril de 1907, una manifestación de estudiantes de Quito, culminó en dolorosa masacre. La guardia pretoriana de Alfaro asesinó a los estudiantes disparando contra ellos a boca de jarro.

• A los periodistas y opositores presos les daban baños de agua helada, en la fría madrugada de Quito. Un periodista de apellido San Martín murió de pulmonía por ello.

• También les aplicaban las torturas llamadas “Trapiche Franco”: llenar el cuerpo de torniquetes muy apretados, y “Cepo Pérez”: colgar a la víctima de los testículos.

• Son tristemente recordados a este respecto los abusos del Intendente General de Policía de la época, Modesto A. Peñaherrera, quién inicio propiamente la época de nuestro terror (así como Francia tuvo el suyo con su revolución liberal) el 18 de Septiembre de 1895, cuando envió escolta armada a que redujeran a prisión al doctor Camilo Ponce Ortiz, con la orden ultrajadora de que se le condujera amarrado ante la presencia del caudillo liberal, que curioso, deseaba conocerle personalmente. Al  presentarse Ponce ante Alfaro, lo único que acertó a decir este  último fue: “Agradezca usted que todavía tenga la cabeza en sus hombros”.

• Durante el inicio del totalitarismo liberal, Abelardo Moncayo (uno de los asesinos de García Moreno), quien junto a varios otros “librepensadores” recomendaban “un sano terror”, creó la primera policía secreta del país “para defensa de la revolución”, durante su función como Ministro del Interior y de Policía entre 1897 y 1901. Es aquí dónde se implementan los primeros salones de tortura de la historia republicana del Ecuador. Contaban con métodos avanzadísimos para la época, por ejemplo; “shocks” eléctricos que eran aplicados a las víctimas opositoras al gobierno.

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ALFARO Y LA “DEMOCRACIA”:

«No vamos a perder con papelitos (votos) lo que hemos ganado con los fusiles.» Eloy Alfaro

Escuchemos al Historiador y Cronista de Quito, Dr. Jorge Salvador Lara, Director Honorario Vitalicio de la Academia Nacional de Historia:

“No obstante, difícilmente podrá figurar como paladín de las libertades, pues históricamente consta que Alfaro -cuyo doctrinarismo liberal fue, por lo demás, nebuloso, personalista y romántico- aherrojó en nombre de la libertad todas las libertades y conculcó en nombre de su partido todos los derechos: persiguió a sus enemigos, les hizo encarcelar y torturar, les confinó o desterró.

Clausuró periódicos, empasteló imprentas, incineró libros y documentos históricos. Fusiló como el que más y bajo su régimen murieron asesinados connotados políticos de la oposición, permitió penas infamantes, hizo disolver a balazos las manifestaciones contrarias; coaccionó al Congreso con barras asalariadas de garroteros; su guardia pretoriana asesinó estudiantes disparando contra ellos a boca de jarro…

Persiguió a la Iglesia; suprimió las misiones en el oriente amazónico, vanguardia de la patria ecuatoriana, dejando el campo abierto al avance sureño que no se hizo esperar; encarceló sacerdotes, desterró prelados, permitió vejámenes a la jerarquía metropolitana, profanaciones de templos, sacrilegios, asesinatos de religiosos, todo ello sin castigar jamás a los sayones.

Confiscó propiedades privadas.

Propició el fraude electoral entronizado desde entonces durante decenios.

Quebrantó las leyes cuantas veces quiso, incluso la propia Constitución liberal. Impuso como normas el machete y el garrote.

En fin, encarnó corregido y aumentado el militarismo de Urbina, Robles y Veintemilla, sólo que fue más arbitrario, más prepotente, más antidemocrático y dictatorialista que aquéllos…”.

• Alfaro nunca ganó una elección, siempre subió al poder por golpe de estado.

• En 1895 encarceló a los redactores del periódico La Ley.

• En 1896 en Quito, la represión a los conservadores fue durísima: la Universidad y sus profesores fueron ultrajados y los periódicos, clausurados.

• En las elecciones para la Asamblea Constituyente que se reunió en Guayaquil el 9 de octubre de 1896, casi todos los elegidos fueron liberales y gobiernistas. Hubo fraude.

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ALFARO Y LA IZQUIERDA SOCIALISTA:

 “Alfaro fue la materialización del capitalismo bancario naciente, de la economía de exportación de la zona litoral, de la política burguesa recién nacida, con el sentido liberal que es, históricamente, su expresión y su forma.” Leopoldo Benites Vinueza en Ecuador, drama y paradoja.

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ALFARO Y LA EDUCACIÓN:

Decretó que la enseñanza primaria pública sea obligatoriamente LAICA: prohibido hablarles a los niños de Dios.

Gabriel García Moreno, el 8 de Noviembre de 1871, había expedido la Ley de Instrucción Pública, que ordenaba que la educación primaria sea OBLIGATORIA Y GRATUITA. Alfaro sólo añadió: laica.

Los religiosos ya no podían ser profesores en las escuelas públicas.

Asimismo, quedó prohibida la ayuda gubernamental a los establecimientos educativos particulares (en aquella época, todos católicos), que quedaron sujetos al poder despótico de los colegios laicos oficiales.

En 1900 dispuso que los Colegios Católicos no puedan recibir exámenes y conferir títulos de bachiller.

La educación laica en la siguiente generación produjo marxistas, comunistas y socialistas y no liberales.

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LA PERSONALIDAD DE ALFARO:

Sus estudios consistieron en instrucción primaria en su lugar natal: fue educado a saltos, con un profesor privado de contabilidad. Careció, por lo tanto, de estudios académicos serios. Sus biógrafos lo tildan de buen hijo, esposo fiel y buen padre de familia.

No fumaba, no bebía, no era libertino.

“Jamás defraudó un centavo del fisco en beneficio propio, aunque solía hacerse el de la vista gorda ante las tropelías sin cuento y sin cuenta de sus partidarios. Era manisuelto en extremo, no sólo con lo suyo sino hasta con lo del Estado. No gustaba adular a nadie, pero le deleitaba que le adularan”. Dr. Jorge Salvador Lara.

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LA MUERTE DE ALFARO:

Los admiradores actuales de Alfaro dicen que Alfaro fue un “mártir” de sus ideales.

La Real Academia define el vocablo martirio como: (Del lat. martyrium): Muerte o tormentos padecidos por causa de religión, ideales, etc.

Entonces, para que Alfaro fuese mártir, debió morir a manos de los conservadores o la Iglesia.

Pero Alfaro murió a manos de liberales, por lo tanto, su muerte debe tipificarse más bien como “traición” no como “martirio”.

De su muerte, dice el Dr. Jorge Salvador Lara, que las arbitrariedades de Alfaro le hicieron granjearse:

“…el rechazo y el odio de sus propios copartidarios. Todo esto explica, quizá en algo, su muerte salvaje y brutal a manos de sus carceleros liberales…”.

Fue apresado por orden de su coideario liberal, el Presidente Dr. Carlos Freile Zaldumbide. Quien ejecutó la orden fue el general liberal Leonidas Plaza Gutiérrez, de quien Alfaro dijo: “Plaza es un soldado desleal y no tiene ideas políticas”.

La guerra a muerte entre las facciones liberales culminó en sangre y tragedia el 28 de enero de 1912, con el asesinato de Eloy Alfaro.

En la turba enloquecida que asaltó la cárcel de Quito, estaban personas del pueblo que odiaban a Alfaro por haber causado tantos muertos y lisiados con sus levantamientos militares, torturas y represiones.

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OBRA QUE ERRÓNEAMENTE SE ATRIBUYE A ALFARO:

• La libertad de los indios del Concertaje: prisión y trabajo por deudas.

Gabriel García Moreno, como senador por Pichincha en el Congreso de 1857, ya había luchado por la abolición del tributo a los indios. Pero quienes efectivamente liberaron a los indios del Concertaje fueron:

a)El Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, quien elegido Presidente de la República en 1916, abolió en 1918 el Concertaje y la prisión por deudas.

b) El Dr. Víctor Manuel Peñaherrera Espinel, jurista autor de la “Ley de Jornaleros” o de Abolición del Concertaje, presentada al Congreso el 28 de Junio de 1918.

• El ferrocarril costa-sierra: Alfaro sólo terminó lo que Gabriel García Moreno había empezado.

Sin embargo, su construcción en el tramo de “LA NARIZ DEL DIABLO” ha sido muy criticada por expertos extranjeros, pues se construyó fuera de toda lógica ingenieril. Levantar ese tramo, tomó un año de inquebrantable trabajo a un costo de más de un millón de sucres cotizados en alrededor de dos sucres por dólar de la época y cientos de vidas de trabajadores que fueron enterrados en fosas comunes, en un improvisado cementerio olvidado, en el Kilómetro 106 de Naranjapata.

(Opinión del redactor: ¿Por qué entonces hacer pasar por allí el ferrocarril? Me atrevo a decir que porque se pensaba que el tesoro de Atahualpa escondido por Rumiñahui estaba allí: el tesoro de Nicsag, enterrado en la quebrada de dicha población, y pensaron encontrarlo a punta de explosiones en las laderas. Las más autorizadas versiones sobre este fabuloso tesoro las trae el doctor Silverio Torres, de Sibambe y el indígena Gregorio Boina, de Nicsag).

Más tarde se le acusó de vivir en Lima vendiendo los bonos del ferrocarril.

• La canalización de Guayaquil:

“Solamente en 1910 tuvimos agua potable y en la década del 20, se empezó la canalización”. Guayaquil y 450 años, Elías Muñoz Vicuña, Revista Diners N° 62 Ecuador, Julio de 1987. Alfaro murió en 1912, así que difícilmente pudo hacer la canalización de Guayaquil.

• El Conservatorio Nacional de Música:

El 3 de Mayo de 1870, el Presidente Gabriel García Moreno creó en Quito el Conservatorio Nacional de Música, bajo la dirección del músico francés Antonio Neumane, quien compuso la música de nuestro Himno Nacional.

Clausurado en la presidencia de Ignacio de Veintemilla, fue simplemente refundado en 1900, en la presidencia de Eloy Alfaro.

• Los Colegios Normales Juan Montalvo para varones y Manuela Cañizares para mujeres:

Fueron fundados por Leonidas Plaza.

• El Colegio Militar:

Fue fundado por Vicente Rocafuerte en 1838 como “Escuela Militar”. El presidente Gabriel García Moreno lo reorganizó en 1869, aumentando las materias: Historia, Lógica, Idiomas y Matemáticas, con el nombre de “Escuela Práctica de Cadetes”. “Con el asesinato del Presidente García Moreno, el 6 de agosto de 1875, la Escuela perdió a su mayor y entusiasta forjador”. María Antonieta Vásquez Hahn, “El Palacio de la Exposición”, Quito, 1989.

En 1892 reorganizó la Escuela el Presidente Luis Cordero.

En 1899, lo que Eloy Alfaro hizo fue cambiarle el nombre a “Colegio Militar”.

En 1912, el Colegio se trasladó al edificio de la Escuela de Artes y Oficios de señoritas pobres, de la Asociación de las Señoras de la Caridad, de Quito, del que arbitrariamente se había apropiado el gobierno de Alfaro con motivo de necesitar el local en préstamo para la Exposición Internacional de 1909.

• El monumento a los Héroes del 10 de agosto de 1809:

Fue planificado en 1892 por el Presidente Luis Cordero; encargando el diseño a un hermano salesiano de apellido Minghetti. Alfaro solamente lo inauguró.

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Alfaro: La masa pedía su sangre. Historia secreta de América -18-

Nota preliminar y advertencia (si este blog no es de tu agrado… lo mejor que puedes hacer es simplemente no leerlo): Escribí el siguiente artículo por pedido de una revista quiteña. Este debía haber sido publicado en forma impresa el año pasado; mas por distintas razones finalmente no lo fue. Lo publico íntegramente como debió haber sido impreso (sin notas al pie de página, etc., por requerimiento editorial), sin añadirle ni quitarle nada, por cuestiones de espacio no incluí el primer asesinato y arrastre de Pedro Montero en Guayaquil (25 de enero de 1912), así como tampoco los antecedentes históricos de los arrastres -tradición de los liberales ecuatorianos-.

Debemos meditar y reflexionar sin prejuicios -históricos, políticos, ideológicos- de por medio. Buscando acercarnos lo más posible a la verdad. El resto viene por añadidura. El problema del liberalismo-alfarista histórico ecuatoriano es que no tuvo nada de liberal. Al pueblo lamentablemente se lo mantiene ignorante, con un fin claro: La historia oficial nos envenenó con falsos conceptos que se prestaron a todas las interpretaciones y que solo sirvieron a los dueños del poder, esta es el instrumento del poder: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. (George Orwell).

Ahora concordante con el próxima 100° aniversario de la muerte de Eloy Alfaro (28 de enero de 1912) lo publico por este medio para todos ustedes dilectos lectores:


Alfaro: La masa pedía su sangre

Alfaro siendo recibido por los banqueros guayaquileños en Guayaquil el 18 de junio de 1895

En 1895 se instala en el Ecuador una feroz dictadura liberal pluto-oligárquica. Es cuando el capitalismo hace su entrada triunfal al país. La dominación liberal radical tuvo todos los caracteres de un régimen totalitario dirigido por Alfaro, que según el historiador Rodolfo Pérez Pimentel  “Tuvo talento comercial y varías veces hizo fortuna pero la gastó en aras del ideal liberal radical masónico.” La oligarquía creó una fuerza pública del mismo espíritu que impedía de hecho y con medidas sangrientas toda reacción, no solo de lo no liberales, sino aún de liberales que no estaban en la línea de la camarilla dominante, beneficiando sólo a quiénes rendían pleitesía al poder; este sistema acabó por poner frente a frente al régimen y a la enorme mayoría del país.

El presidente Emilio Estrada murió el 21 de diciembre de 1911 y asumía el poder Carlos Freile Zaldumbide. En Guayaquil  Pedro Montero desconoció a las autoridades y pedía el regreso de Alfaro -quien había jurado nunca más intervenir en asuntos políticos-, arribó desde Panamá el 4 de Enero de 1912 a Guayaquil. La guerra civil era inevitable.  Una  buena parte del país pedía la cabeza de Alfaro y el gabinete constitucional de Freile Zaldumbide designó a los Generales Plaza y Julio Andrade directores de la Guerra. En la costa Flavio Alfaro tomó el mando de las fuerzas radicales, que enfrentadas a las serranas en Huigra, Naranjito y Yaguachi, sufrieron aplastantes derrotas en medio de ríos de sangre y carnicería.

Alfaro viejo, casi decrépito, no encontraba soluciones, ni siquiera atinó a salir de Guayaquil cuando la situación se tornó perdida. Todos los responsables fueron capturados por Plaza y Andrade. El 26 fueron sacados sin miramientos a Durán para que tomaran el tren hacia Quito, para de allí ser conducidos al Panóptico por orden del gobierno.

Carlos Freile Zaldumbide, en telegrama desde Quito a Guayaquil  del 23 de Enero de 1912, al General Leónidas Plaza y publicado en los diarios  La Constitución, El Comercio y La Prensa decía: “Los Sres. Ministros y yo hemos acordado que a esos presos se les remita a esta capital con las seguridades debidas y bajo responsabilidad de algún Jefe de prestigio, pues la Nación entera reclama al gobierno el inmediato castigo de los que sin ningún motivo han ensangrentado la República solo por satisfacer sus mezquinas y bastardas ambiciones … En este momento todo el pueblo de Quito, congregado bajo las ventanas de mi casa solicita a gritos que a los presos se les traslade a esta capital para su juzgamiento”.

¿Quiénes clamaban la muerte del caudillo liberal, quiénes pedían su sangre? ¿La curuchupalidad acaso? No, de hecho el único medio de comunicación que no pidió la cabeza de Alfaro fue El Ecuatoriano, órgano del Partido Conservador; sus coidearios liberales exigían venganza a través de sus periódicos: “Nada de compasión. Las víctimas que han caído en el campo de batalla  no han merecido compasión… La vida de cada uno de los ecuatorianos caídos en Huigra, Yaguachi o Guayaquil vale tanto como la vida de Eloy Alfaro… ante la muerte de un hombre vale tanto como otro cualquiera…”  decía El Grito del Pueblo Ecuatoriano N° 150. Toda la prensa liberal, guayaquileña en  gran parte, pensaba de la misma forma: La Prensa periódico del liberalismo placista titulaba el 11 de Enero de 1912, “LA VIBORA EN CASA. Esta es la víbora que tenemos entre nosotros, oh! Ecuatorianos, y a esta víbora es preciso triturarla”.

28 de enero de 1912, día espantoso: El Intendente de Policía trata con González Suárez, sobre como intervenir cuando el pueblo se diera cuenta de la llegada de Alfaro y sus compañeros, siendo claro que tomaría actitud hostil porque habiendo perdido padres, hijos, hermanos, parientes y amigos en la injusta lucha, se encontraban indignados, y exacerbados además, por la prensa pública que clamaba castigo.

Alfaro fue asesinado en el Panóptico junto al resto de prisioneros que habían liderado la revolución, desde allí la masa enfurecida comenzó el arrastre. Una mujer golpeaba furiosa la cabeza de Alfaro, gritando “¡Me la pagaste indio verdugo!” – “No hagas eso” le dice un padre Bravo, y ella alza la cabeza para mirar al atrevido que le censura y dice: “Ud. no ha perdido marido ni hijo, yo sí.”

Miguel A. González,  testigo presencial de los hechos relata: “Y vimos desfilar  primero el cadáver de Coral; luego, el de Flavio Alfaro, que pasaban por delante de Palacio y descendían por frente de la Catedral. Por la esquina Municipal ingresaron los cuerpos de Páez y de Serrano”.  Los cadáveres de Medardo y Flavio Alfaro son llevados hasta la casa  de una alfarista, que decía tener relación con los espíritus, para que los resuciten.

Y sigue: “El cadáver  de Alfaro que entraba a la plaza por la esquina del cuartel de artillería… ocasionaba estampida general…pequeño cuerpo ceniciento… apenas cubierto con deshilos de la desgarrada ropa, con dos correas atadas al cuello…¡Qué espectáculo!… Con ávido ojos vimos en la cabeza de Alfaro, el rozar del cuero cabelludo  en los adoquines de la calle, que hacía subir o bajar las facciones de aspecto leproso; dibujábase en esos movimiento singulares, siniestras expresiones: era ya  la impresión reveladora de un Ay! Lanzado con angustioso dolor al abrirse la boca ensuciada con basuras del suelo, o era, al desplegarse  los labios sanguinolentos, el remedo de una risa desvergonzada. Cuando los nervios, la piel de la cara, por las contracturas  del occipital frontal, se estiraban hacia atrás, abríanse los ojos despavoridos, marcado en el semblante espantoso gesto, como de gemido, por su expulsión de la tierra… por la carrera acelerada que emprendieron los arrastradores de esa carne revolteada, pasando otra vez por el pie de la grada redonda de la Catedral, con griterías y vivas espantables, sin tiempo para desviar el cadáver de la curva, chocó la cabeza en el primer peldaño, por cuyo violento golpe, reventóse el cráneo en el undécimo sillar, haciendo de los sesos repugnante aspersión por el contiguo albañal (cloaca).” Y hasta hubo algunos que jugaron pelota con los testículos de los arrastrados. Después serían incinerados en El Ejido.

Así terminó la gran tragedia del 28 de Enero de 1912, pero la política de Alfaro no terminó en esas piras: El liberalismo siguió conculcando las libertades públicas. El pensamiento oficial, totalitario y dogmático que ha imperado en las últimas décadas en nuestro país y en el mundo, nos ha impedido formaros una visión integral de los sucesos históricos y políticos del pasado distante y reciente. Y es así como nos situamos en nuestro pequeño país, con una historia tan manipulada y tan falseada que muchas veces es hasta increíble entender lo que en verdad fue y no lo que nos lo pintaron; bien vale calificarla de «sui generis», o mejor aún de «anti-historia» -una grande y prolongada mentira- en palabras de Jorge Luna Yepes.

Por Francisco Núñez Proaño

Addendum: Increíble como la izquierda endiosa a Alfaro, padre del capitalismo ecuatoriano: ¡Estultos! en 1895 capitalismo = progresismo = izquierda. “Alfaro fue la materialización del capitalismo bancario naciente, de la economía de exportación de la zona litoral, de la política burguesa recién nacida, con el sentido liberal que es, históricamente, su expresión y su forma.” -Leopoldo Benites Vinueza



De marqueses, represión y caudillos. Historia secreta de América -3-

«Ser es defenderse»

Ramiro de Maeztu

 

Como mencioné en el post anterior: Hace un tiempo tenía la mala costumbre de querer expresar mi opinión histórica -en este caso- libremente como lo consagra la Constitución y los Derechos Humano y demás instrumentos internacionales a través de los medios de expresión masivos como los diarios… claro está dada la “completa” abertura que tenía en ellos… tan solo me publicaron un par de cartas y nada más… en este post publico tres cartas dirigidas a EL COMERCIO relacionadas a la historia del Ecuador, la última fue publicada a mediados de agosto de 2009 en EL COMERCIO (no existe  más el enlace de la publicación); las otras dos nunca fueron publicadas, sin embargo, de una obtuve respuesta del historiador implicado en ella como se verá más adelante, debido a que incluyo su respuesta. Antes de que caigan en el olvido prefiero colgarlas y difundirlas ahora libremente en mi blog (claro está para quien quiera leerlas, nadie está obligado):

Juan Pío María Torcuato de Montúfar y Larrea, Marqués de Selva Alegre, "Su Alteza Serenísima" como le titulara la Suprema Junta del 10 de Agosto de 1809

Juan Pío María Torcuato de Montúfar y Larrea, Marqués de Selva Alegre, "Su Alteza Serenísima" como le titulara la Suprema Junta del 10 de Agosto de 1809

Enviada el 10 de febrero de 2010:

De marqueses y sus descendientes.

Señor director:

En el artículo «El santo del 10 de Agosto y la revolución» de 2009-12-21 el historiador Juan Paz y Miño Cepeda afirma y cito:
«…es posible conocer algo más sobre los descendientes de Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre y quien fuera el primer presidente de la Junta Soberana que se instaló en Quito el 10 de Agosto de 1809. Me refiero a don Alfonso Bullón de Mendoza, VII Marqués de Selva Alegre y descendiente de Juan Pío Montúfar, quien nació en Madrid, tiene nacionalidad española y ha cumplido ya los 86 años….» y lo reitera así: «También gracias a don Alfonso Bullón de Mendoza hoy conocemos del certificado de defunción de su antepasado Juan Pío Montúfar». Concluyendo con una interesante descripción del actual Marqués de Selva Alegre

En esas líneas el destacado historiador comete un error al afirmar que don Alfonso Bullón de Mendoza sea descendiente del II Marqués de Selva Alegre, Juan Pío María Torcuato de Montúfar y Larrea – «Su Alteza Serenísima» como le titulara la Suprema Junta del 10 de Agosto de 1809-, pues de hecho la línea directa de sucesión se extinguió en España a finales del siglo XIX, y entonces una rama colateral a principios del siglo XX -1914 para ser exacto- reclamó dicho titulo en la persona de doña Beatriz de Mendoza y Esteban Ramírez de Arellano y Fernández del Pozo VI Marquesa de Selva Alegre, la madre de don Alfonso Bullón de Mendoza,  quien hubo de probar el entronque con el primer Marqués por medio de una hermana de este: María Teresa de Montúfar y Frasso. Así el actual Marqués no desciende ni del primero, mucho menos del segundo Marqués; como el mismo lo atestigüara al historiador Eric Beerman en el año 1980.

Los únicos descendientes -si bien no directos por rama masculina- de los dos primeros marqueses somos ecuatorianos por medio de doña Rosa Montúfar y Larrea, y entre los cuales se cuentan varios destacados personajes de la vida pública del país; entre ellos Juan y Carlos Aguirre Montúfar ambos ministros de don Gabriel García Moreno, o en tiempos más recientes el ex presidente de la República León Febres-Cordero Rivadeneyra.

Aunque fuera de tiempo (casi dos meses desde la publicación del artículo, que sin embargo lo acabo de leer recién ahora) sin duda, mas sabiendo que me encuentro amparado, en el derecho a la libre expresión, en el derecho a la réplica y en el derecho de corregir un error histórico seguramente bien intencionado y por descuido. Espero la publicación de este carta en su influyente medio de comunicación.

Atentamente,

Francisco Núñez Proaño

Respuesta del destacado historiador Juan José Paz y Miño Cepeda, recibida el 11 de febrero de 2010:

Señor:

Francisco Núñez Proaño

Acabo de leer su interesante nota. Al respecto creo oportuno indicar lo siguiente:

1.       El artículo que envié a El Comercio se tituló “Un descendiente de Juan Pío Montúfar”. En el periódico cambiaron de titular colocando aquel “El santo del 10 de Agosto y la revolución” que no se de dónde se sacaron. Hablé con el editor y me explicó que hubo una falla interna de titulación, expresándome sus disculpas por ello.

2.       En el artículo aclaro que me baso en la información proporcionada por Ramiro Gavilanes, un ecuatoriano dedicado a los asuntos culturales y que trabaja en la embajada del Ecuador en Madrid. Incluso anticipo que uso parte del texto que él mismo me enviara.

3.       Si don Alfonso Bullón de Mendoza no es descendiente de Juan Pío Montúfar es para mí una nueva sorpresa, tanto como la que fue conocer que él asumía ser el descendiente.

No me corresponde aclarar el asunto genealógico. Y me parece que su nota contribuye a aclarar el asunto histórico, aunque tampoco puedo negar la información que se me proporcionó, pues conozco a Ramiro Gavilanes y el texto y los documentos que él me envió sirvieron para respaldar mi artículo.

Su carta seguramente servirá para dar más luces sobre nuestra historia.

Con un cordial saludo,

Juan Paz y Miño

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Enviada el 19 de agosto de 2009:

De la «Gestapo Criolla».

Señor director,

En la sección  cartas a la dirección del día de la fecha (miércoles 19 de agosto), la señora Lucía S. De Rios afirma: “ ‘el baldazo de agua fría’ nos vino del mensaje del Presidente: la creación de una ‘Gestapo criolla’. Esto es propio de todos los gobiernos absolutistas y en el fondo denota gran inseguridad. Pasó en la revolución francesa, de pronto todos recelaban de todos y se creó la era del terror. Nunca hemos vivido una experiencia así y no vamos a darle gusto, Sr. Presidente.”

Se equivoca aquí la mentada señora al decir que nunca hemos vivido una experiencia así; el Ecuador vivió  una experiencia similar al “terror” durante la revolución francesa, o similares en otros gobiernos totalitarios, la misma se produjo durante el régimen liberal totalitario de Eloy Alfaro, en dónde los abusos, torturas, atropellos y muertes fueron pan de cada día para el país. A manera de ejemplo son tristemente recordados a este respecto los abusos del Intendente General de Policía de la época, Modesto A. Peñaherrera, quién inicio propiamente la época de nuestro terror el 18 de Septiembre de 1895, cuando envió escolta armada a que redujeran a prisión al doctor Camilo Ponce Ortiz, con la orden ultrajadora de que se le condujera amarrado ante la presencia del caudillo liberal, que curioso, deseaba conocerle personalmente. Al presentarse Ponce ante Alfaro, lo único que acertó a decir este  último fue: “Agradezca usted que todavía tenga la cabeza en sus hombros”.

Tampoco es verdad que  los “comités de defensa de la Revolución”  que propugna  Rafael Correa pudieran ser el primer intento de una “Gestapo criolla”. También durante el inicio del totalitarismo liberal, Abelardo Moncayo (uno de los asesinos de García Moreno), quien junto a varios otros “librepensadores” recomendaban “un sano terror”, creó la primera policía secreta del país “para defensa de la revolución”, durante su función como Ministro del Interior y de Policía entre 1897 y 1901. Es aquí dónde se implementan los primeros salones de tortura de la historia republicana del Ecuador. Contaban con métodos avanzadísimos para la época, por ejemplo; “shocks” eléctricos que eran aplicados a las víctimas opositoras al gobierno.

Tendremos que esperar a ver si la “revolución ciudadana” es digna sucesora  también  en este aspecto de la revolución liberal.

Francisco Núñez Proaño

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Esta carta fue publicada a mediados de agosto de 2009 en la sección editorial del diario capitalino EL COMERCIO (el enlace a la publicación no existe más). Por prudencia firmé como Mauro N. Proaño, debido a que era funcionario público por entonces. Enviada el 11 de agosto de 2010:

La frase de Alfaro, no es de Alfaro.

Señor director,

El desconocimiento de Rafael Correa es atrevido y  muy sorprendente para  alguien tan educado como él, pero el desconocimiento más sorprendente es la de la gente de la calle que no reconoce ni entiende de los propios símbolos de la historia ecuatoriana, su historia. Esto se demuestra con el plagio descarado seguramente producto de algún asesor mal asesorado que rebuscó en internet frases del héroe de la “revolución ciudadana”, Eloy Alfaro; y encontró una, solo que el problema es que la misma no es de este. En el discurso de posesión del día de ayer (2009-08-10) Correa dijo literalmente: “IV.-  LOS EJES DE LA REVOLUCION” “El Viejo Luchador (Alfaro) decía algo que creemos debe ser invocado ahora, en este tiempo en el que la Revolución Ciudadana se hace carne en cada ecuatoriano: cuando un pueblo despierta, cada palabra es una esperanza, cada paso es una victoria”. (Extraído del sitio en internet de la presidencia). Una gran expresión sin duda, solo que la misma no la pronunció el caudillo liberal, sino que la escribió el dos veces presidente de la república don Gabriel García Moreno cuando ejercía su último período presidencial, y a quien tan veladamente atacó durante su cansino discurso. Ahora parece que ya ni del plagio se salvan los opuestos a Correa.

Mauro N. Proaño